domingo, 12 de enero de 2014

Distintas versiones de “Los tres cerditos”

Cristina Gracia, 2ºde Magisterio del grupo 1


De pequeños nos cuentan una versión de los cuentos populares que no es la verdadera. El cuento de los tres cerditos es uno de los cuentos populares que mas me gustaba cuando era pequeña y por eso he sentido curiosidad de buscar cual es la verdadera historia, conociendo distintas versiones de este cuento. He elegido tres versiones que me han llamado la atención:

Una de las versiones es la de la de Eugene Trivizas , que recomienda la lectura a partir de los 4 años esta versión cuenta la historia así : Érase tres lobitos que vivían con su mamá, hasta que un día la loba los llamó y dijo: "Hijos míos , hay un momento en la vida en que es importante salir a recorrer el mundo. Viajar y construirse una casa. Pero siempre hay que tener cuidado con el Cochino feroz". Dicho y hecho, los tres lobitos salieron a recorrer el mundo y lo primero que hicieron fue construirse una casa la que, precavidos como estaban del Cochino feroz, hicieron de sólidos ladrillos. Una casa como esa jamás sería derribada por unos simples soplidos y tuvieron razón; sin embargo, los tres hermanos jamás imaginaron lo agresivo y decidido que podía llegar a ser el Cochino pues este, al no poder echar abajo la casa con sus soplidos y resoplidos, decide hacerlo con la fuerza de un enorme mazo… tumbando totalmente la sólida casa de ladrillos.
Otra versión es la de David Wiesner:

Había una vez tres cerditos que construyeron sus casas para vivir: una era de paja, la otra de palitos y la tercera de ladrillos. Vino el lobo y sopló, sopló hasta que las casas derribó… sin darse cuenta que en el relato de Wiesner sopló con tanta fuerza que arrojó a los cerditos fuera del cuento. Liberados de las páginas del cuento y de las fauces del lobo, los tres cerditos comienzan una divertida aventura: con las mismas páginas del libro construyen un avión de papel que los llevará a recorrer el mundo de los cuentos tradicionales: habrán dragones, vacas saltando sobre la luna, gatos que tocan violín en los tejados y otros personajes reconocibles por los lectores. Una vez que los cerditos se encuentran con las páginas de su propio cuento, justo en la parte que el lobo está a punto de derribar la casa de un solo soplido, los tres hermanos toman "el toro por las astas" y reconstruyen un final muy favorable para ellos… aunque quizás no precisamente feliz para el lobo.
La última versión es la de  Jon Scieszka :

Por S. Lobo

Seguro que todos
conocen el cuento de los tres
cerditos. O al menos creen que lo
conocen. Pero les voy a contar un
secreto. Nadie conoce la verdadera
historia porque nadie ha escuchado
 mi versión del cuento.


Yo soy el lobo Silvestre B. Lobo.
Pueden llamarme Sil.
No sé como empezó todo este asunto del lobo feroz
pero es todo un invento.


A lo mejor, el problema es lo que comemos.
Y bueno, no es mi culpa que los lobos coman animalitos tiernos, tales
como conejitos, ovejas y cerdos. Así es como somos. Si las hamburguesas
con queso fueran tiernas, la gente pensaría que ustedes son
feroces también.


Pero como les decía,
todo este asunto del lobo feroz es un invento.
La verdadera historia es la de un 
estornudo y una taza de azúcar.



Hace mucho, en el tiempo de "Había
una vez", yo estaba preparando una
torta de cumpleaños para mi querida
abuelita.
Tenía un resfriado terrible.
Y me quedé sin azúcar.



De manera que caminé hasta la casa de mi vecino para pedirle una taza de azúcar. Pues bien resulta que este vecino era un cerdito. Y además, no era demasiado listo, que digamos. Había construido su casa toda de paja. ¿Se imaginan? ¿Quién con dos dedos de frente construiría una casa de paja?


Desde luego, tan pronto como toqué a la puerta, se derrumbó. Yo no
quería meterme en la casa de alguien así como así. Por eso llamé:
- Cerdito, cerdito, ¿estás en casa?
Nadie respondió. Estaba a punto de regresar a mi casa sin la taza
de azúcar para la torta de cumpleaños de mi querida abuelita.



Entonces me empezó a picar la nariz.
Sentí que iba a estornudar.
Soplé.
Y resoplé.


Y lancé un tremendo estornudo


¿Y saben lo que pasó? La dichosa casa de paja se vino abajo. Y allí, en
medio del montón de paja, estaba el primer cerdito, bien muertecito.
Había estado en la casa todo el tiempo.



Me pareció una lástima dejar una buena cena de jamón tirada sobre
la paja. Por eso me lo comí.
Piensen lo que harían ustedes si encontraran una hamburguesa
con queso.


Me sentí un poco mejor. Pero todavía me faltaba mi taza de azúcar.
De manera que me dirigí a la casa de mi siguiente vecino.
Este vecino era el hermano del primer cerdito.
Era un poco más inteligente, pero no mucho.
Había construido su casa con palos de madera.


Toqué el timbre en la casa de madera.
Nadie contestó.
Llamé: - Señor Cerdo, señor Cerdo, ¿está usted ahí?
Me contestó a los gritos: - Vete lobo. No puedes entrar. Me estoy
afeitando el hocico.



Apenas había puesto mi mano en el picaporte de la puerta cuando
sentí que venía otro estornudo.
Soplé. Y resoplé. Y traté de taparme la boca, pero lancé un tremendo
estornudo.



Y no lo van a creer, pero la casa de este individuo también se vino
abajo como la de su hermano.
Cuando el polvo se disipó, allí estaba el segundo cerdito - bien
muertecito. Palabra de lobo.

No necesito recordarles que la comida
se echa a perder si se la deja al aire libre
Por eso hice lo único que podía hacerse,
Cené otra vez.
¿Acaso ustedes no se hubieran comido una hamburguesa con queso?
Me empecé a sentir horriblemente lleno.
Pero estaba mejor del resfriado.
Y todavía no había conseguido esa taza de azúcar
para la torta de cumpleaños de mi
querida abuelita.
De manera que me dirigí a la siguiente casa
Resultó ser el hermano del primer y del segundo cerdito.
Debe haber sido el genio de la familia.
Había construido su casa con ladrillos.



Toqué en la casa de ladrillos. Nadie contestó.
Llamé: - Señor Cerdo, señor Cerdo, ¿está usted ahi?
¿Y saben lo que me contestó ese puerquito grosero?
- ¡Fuera de aquí, Lobo! ¡No molestes más!


¡Vaya falta de modales! Probablemente tenía un saco de azúcar lleno. Y ni siquiera quería darme una tacita para la torta de cumpleaños de mi querida abuelita. ¡Qué cerdo! Estaba a punto de regresar a casa y quizás hacer una tarjeta de cumpleaños en vez de una torta, cuando sentí nuevamente mi resfriado. Soplé. Y resoplé. Y estornudé una vez más. Entonces el tercer cerdito gritó: 
- ¡Y que tu querida abuelita se siente en un alfiler!



Normalmente soy un tipo muy tranquilo. Pero cuando alguien habla así de mi querida abuelita, pierdo un poquito la cabeza. Por supuesto, cuando llegó la policía, yo estaba tratando de tumbar la puerta del cerdito. Y en todo el tiempo seguí soplando y resoplando, estornudando, armando un verdadero escándalo. 



El resto, como dicen, es historia.


Los periodistas se enteraron de los dos cerditos que había cenado. Pensaron que la historia de un pobre enfermo que iba a pedir una taza de azúcar no era muy interesante. De manera que se les ocurrió todo eso de "soplidos y resoplidos y te tumbo tu casa". Y me convirtieron en el Lobo Feroz.
Y eso es todo. La verdadera historia.
Me hicieron trampa.



Pero tal vez tú puedas prestarme una taza de azúcar.

FIN

Cristina Gracia, 2ºde Magisterio del grupo 1


22 comentarios:

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  2. que versión tan truchaaaa

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  3. es correcto el cunto👍👍👍👍👏👏

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  4. el cuento es correcto👍👍👍👍👏👏

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  5. q bacano el cuento me ha inspirado a crear un cuento

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  6. fbijwehgorehygerugyqueyrugnfdkhnvukbvefhhhhrougyoewugwtwuu dhfowuygovwuytWETUHWEOUHTUO otyowrtuowroíjreo yeorhiuhroeijOITEHIYQJQOHYG poeityoykhrthyjgortyohsrthbiujhglfguhkl{fsu{kghgjhjsoijhkthlhksgjkrthoihjsjhvnbreiYJGJETGIHMAOPGOWEFBVUOABUQEWJEGBRVHJBECWUXEZGHEGHODHFIUVKDFHZZZZZZZZEWHFUO845URTFGGJGJGJGJGJGJGFJGJGJGJGJGJGJGJGJGJGJGJGJGJJJJJJJJJMGÑHGLKHALKEFJHOIAEFJBJDGJHEJMKHVUERKVHGKERHGSHNFSPHNÑGVEDNEGDVIHNWEFIOHWEFGIHKGRJGRKREKNDSBJEDHINKDFSIHKNGFROJNRGOJNDNFEJDFJDFKJDFSLKJFDLKJPUTODHFUSTDGFWDCGFIGebligweIWEGTIUWEGHIUGNFHBVJFBGINjhjwgienfnfbwnifnjbvhqmnJNFOHGONOEJFOHJHJGhjotjyhtwrjklhtrhlkrgjhohgkjfdnkjbhdflhgjuhguwejrngyvjdseyisdjvkfibdvjlbewgujldjavbsguinwvejroi8y4bi wdjcbeinrfbgyfingr4b5yfng4byicvijecvrecrvnijmer4n3mg8uf9mid5f89m3ec8nmgt58unmt94rcmeix48mgt5jji8j9ir0v9imcd,wfcm0,4rrrrt,59mg0,9

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